miércoles, 1 de julio de 2009

Morir de pie

Por Juan Carlos Alarcón


“La única verdad es la realidad” sabía decir Perón. El pueblo argentino se ha expresado en las urnas. Y a pesar que los últimos metros de la recta electoral se hicieron codo a codo fue un final de campaña calmo, sin actos masivos donde cada partido jugó sus bolitas localmente con la tradicional técnica de que los votos se los ganaba uno a uno, en grupos barriales, regionales, casa por casa y hasta por teléfono. Así se eligieron los nuevos candidatos sin grandes incidentes electorales salvo algunos robos de boletas en los cuartos oscuros, votos truchos en varios distritos, falta de aulas adecuadas en ciertas escuelas; pero nada para gritar fraude ni escándalo al sufragio universal.

El que tenía más para perder fue el Frente para la Victoria quien puso en el país 60 bancas en juego más el desgaste que produce la acción de gobernar. El kirchnerismo perdió ¡y perdió fiero! hay que admitirlo. Ahora habrá que ver como se organizan y reestructuran los nuevos bloques a partir del 10 de diciembre, ya que hubo tantos cruces entre las alianzas, que los propios analistas se pierden para tirar conclusiones de lo que sucederá en el futuro cuando todos los nuevos candidatos asuman en el parlamento. Por ejemplo, en la lista radical cobista de Corrientes había candidatos del PJ disidente, que en otras provincias iban solos y que en Buenos Aires iban aliados con el Pro. En Entre Ríos, el ex gobernador Jorge Busti, que es aliado del eje peronista federal con Carlos Reutemann como líder, incluyó a su esposa como segunda en la lista de diputados patrocinada por el gobernador kirchnerista Sergio Urribarri. En muchas provincias los alineamientos son más grises que blancos y negros. En Mendoza la lista de Cobos ganó holgadamente, pero estaba compuesta por muchos peronistas disidentes y, en Salta, desentrañar que candidatos de las distintas listas peronistas son oficialistas y cuáles no lo son es una tarea más difícil que ganar a la lotería. Hasta ya hay rumores de nuevos bloques en diputados.

En un intento global se podría observar que la oposición quedó más o menos estructurada en cinco grupos importantes (radicales, coalición cívica, peronistas disidentes, socialistas y seguidores de Macri en el Pro), más varios partidos provinciales. Ahora, si lo vemos desde este punto de vista, el Frente para la Victoria-PJ sigue siendo la primera minoría en Diputados con 96 legisladores. Le seguirían los peronistas disidentes con 33 bancas, el radicalismo con 32, la Coalición Cívica de Stolbizer-Carrió con 28, el PRO con 12, los socialistas con 6 y una multitud de partidos provinciales con 34 diputados. (Para ser más claro: el FpV 96, Aliados K 16, Proyecto Sur 8, Otros partidos 9. En el Sector del frente: AC 80, PRO 47 y una banca vacante).

¿Es que el electorado argentino se volcó hacia la derecha como se dio la tendencia en las recientes elecciones europeas? No, el espacio de centro-izquierda se mantiene con la llegada de Pino Solanas y de Martín Sabbatella, intendente de Morón reafirmando que los argentinos no pretenden cambiar de tendencia ideológica sino más bien de métodos políticos. La renuncia de Kirchner a la presidencia del PJ sería para abrir consenso a esa clase media que se desperdigó siguiendo su estado de ánimo.

Como militante popular (y kirchenista, bien vale decirlo) me consuelo diciendo que no es por casualidad que el Frente para la Victoria se haya impuesto en todos los sectores más pobres y marginales. Es en ese camino donde se necesitan mayores esfuerzos, profundizar la redistribución de las riquezas, porque mientras exista un solo niño pasando hambre en la calle este modelo político no servirá a gran cosa. También hay que aprobar de una vez por todas la nueva ley de radiodifusión para que se termine el monopolio feudal de las comunicaciones. Habrá que definir la propiedad privada y la propiedad social terminando con la especulación de la vivienda. El combate futuro será duro, porque en el Parlamento ya nadie tiene la vaca atada y se abrirán nuevas alianzas (que ni mejor pensemos como serán) pero también se abrirán debates políticos escuchando voces que al Kircherismo no le gustaba escuchar. No hay mal que por bien no venga, ahora habrá un poco más de democracia republicana.

Entonces ¿Quién fue el que ganó?... Primero se podría decir que fue la democracia, porque a pesar que grupos como la Comisión de Enlace que buscara destabilizar las instituciones con “el sentimiento del campo” para mantener sus propios intereses personales de señores poderosos y feudales ya no convencieron demasiado (por supuesto, su estrategia fue de infiltrar candidatos en todos los partidos ya que su dinero no tiene color político). Por el otro lado del espectro ideológico, pequeños grupúsculos extremistas proponían la ruptura del sistema democrático con el rechazo a las elecciones buscando el caos para llegar a la toma del poder. El sistema republicano y federal salió vencedor.


¿Qué fue lo que eligió el pueblo argentino?... Eligió la realidad de que Argentina, más allá de las diferencias partidarias, políticas y de todos los errores que se cometieron desde el gobierno nacional, nunca anduvo mejor que hoy por su crecimiento económico, el superávit comercial y fiscal, la reducción de la Deuda Pública, el pago al FMI, la eliminación de AFPJ, la recuperación de Aguas Argentina, de Aerolíneas Argentinas y de la Central Atucha II.

El pueblo argentino optó por un modelo que no tiene nada que ver con el neoliberalismo, pero que es necesario profundizarlo porque está lleno de errores. Volver al pasado era la imagen que se tenía del liberalismo salvaje de los años 90 y las desastrosas consecuencias que se vivieron en el 2001/02 donde las colas frente a las embajadas europeas y estadounidenses se abarrataban de argentinos para huir de la pobreza y del futuro incierto.

¿Qué es lo que se espera ahora? Que se rompa el autoritarismo que se vino implantando y que la corrupción en algunas esferas se pare judiciando a los malos funcionarios que hacen prevalecer sus bolsillos personales más que lo colectivo.

El pueblo argentino parece no haber votado por un programa sino contra lo que se hace mal al sentir colectivo y social. En Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Santa Cruz y Tierra del Fuego el oficialismo fue derrotado y no se puede decir que todas eran provincias adictas al gobierno nacional. En Capital Federal el oficialismo perdió caudal de votos con el crecimiento del opositor Pino Solana y tampoco se puede decir que al Pino se lo vea como kirchenista. El pueblo argentino dio su opinión ¡O hacen las cosas bien o se van todos al diablo!

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