jueves, 27 de mayo de 2010

¿Qué pasó el 25?

Por Eduardo Paveto*



Pasó que la gente siente felicidad, sí, eso mismo. Mi amigo Luis Paredes señaló la realidad de los excluidos, los de siempre, y otros también mencionan los nuevos excluidos, sean temporarios o arrojados fuera del camino.
Todo es cierto.

Pero hay también alegría cuando se pasa de peor a mejor…pese a todo. Es esa la alegría que existe hoy.

Es también la alegría de poder salir a festejar libremente y sin miedo y de ver todo lo mucho que se comparte con tantos y tantos otros.
Somos un Pueblo, somos una Nación, múltiple e irredenta, pero llena de oportunidades para avanzar en la construcción de una Patria inclusiva e integrada en su Región.
Se podrán hacer todos los análisis que se quieran sobre como fue que fuimos independientes, y luego dependientes.Pero nada remplaza la alegría y el sentimiento de un destino común.
¿Falta un proyecto? Yo solo conozco proyectos que fracasan.

Lo que no falta es la Idea del País que queremos, y eso va a orientarnos en cada encrucijada, en cada decisión de construir hoy esto y mañana aquello.
Los proyecto políticos se los mira desde el futuro, cuando ya los empezaste a realizar.
Si nuestros dirigentes, grandes y pequeños, se convencieran de tener confianza en la gente y que ellos ganarían más abriendo el espacio de la Política, nos encontraríamos que con todo lo que hay que hacer nos harán falta todavía más dirigente, cuadros y artífices.
Nada es seguro, pero yo creo que La Esperanza existe y esta preñada de futuro, difícil y feliz.


* Jefe de Proyectos Informáticos, miembro de Cara o Cruz

miércoles, 26 de mayo de 2010

Pensar el Bicentenario el día después.

Por Luis Paredes*



Más allá de la anécdota de la Celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo, las diferentes interpretaciones y significados que se le atribuyen a estos actos festivos, nos permiten entrever, no sólo el modo de apropiarse del pasado, sino como se imagina el futuro.Se ve claramente un “Bicentenario” atado furiosamente a la nostalgia del “Centenario” y los Poderosos quisieron celebrarlo a su manera, haciendo rancho aparte, en la certitud del modelo de Nación que dominaba a principios del siglo pasado.

Las tres columnas de los Pueblos Originarios que invadieron pacíficamente la ciudad de Buenos Aires, para hacernos recordar cuanto todavía la República les debe. Ellos todavía no tienen nada que celebrar, o al menos muy poco: una Presidenta que los recibe y escucha, algo impensable cien años atrás.

Veo el Bicentenario desde este horizonte lejano. Aquí viví otro Bicentenario, el de la Revolución Francesa que tanta influencia tuvo en las ideas que animaron la Revolución de Mayo. Y confieso que más que certitudes tengo dudas. Siempre desconfió de las palabras que anteponen la distancia para descalificar un punto de vista, como le huyo a las palabras que aseguran con contundencia la verdad en la distancia de la Historia. Las unas miden la distancia entre dos puntos del espacio, las otras la distancia que nos impone el tiempo. Para decir qué vemos en la brumosa línea del horizonte, cuando ya no existen testigos vivos, poco importa nuestra ubicación geográfica. Simplemente nos guiamos por la persistencia de las ideas. La celebración del Bicentenario puede vivir por la fuerza simbólica que le atribuye cada ciudadano, es un espacio de confrontación política y no la visión de un pasado, sino de los valores desde los cuales concebimos el espacio común que se habita, La República.

Nadie discute la preeminencia de La República, de su legitimidad, pero no todos ponen en ella los mismos valores. Las minorías oligárquicas desde sus siempre bien afilados y arteros sofismas la niegan en aquello que le da vida, la Libertad. En sus bocas, es un cadáver vacio que no dudaron en hacer desaparecer.

De la misma manera no todos consideran por igual los símbolos patrióticos. Pertenezco a la generación, que por una de esas perezas que tiene el espíritu, llaman la de los setenta. Como muchos de mi edad soy muy poco “patriotero”. Siempre le desconfié a los símbolos, poco me siento identificado con ellos, porque bendecidos, junto a las armas que acometieran Genocidios, Crímenes de Guerra e innumerables masacres sistemáticas, por tipos de la calaña de un Christian Von Wernich, que aún goza del privilegio de impartir los santos sacramentos (sin que a Monseñor Bergoglio se le mueva un pelo de la ceja) son sudario de tantas atrocidades.

Pero la reflexión en el Bicentenario también se impone. Antes veía como un cuentito para infantes el relato de la creación de nuestra Bandera Nacional. Hoy me gustaría saber que fue así, creer en esa historia por la potencia de la metáfora que encierra, que por tan repetida y vapuleada perdió todo su sentido. Dar por cierto que Don Manuel Belgrano, hombre de leyes y por fuerza de las cosas improvisado General de la Nación, se inspiro en nuestro desvanecido y deshilachado cielo para crearnos la bandera es un bello presente. Que manera tan fuerte de decirnos que el cielo es uno solo, el mismo que nos cubre a todos por igual, sin ninguna distinción del mismo modo que el proyecto de República que le animara, junto a otros. (Usted lector, complete la lista de Compañeros). Una Patria de hombres libres, iguales en derecho y condición, sin distinción de orígenes, creencias religiosas o color de piel. (“Los hombres nacen libres y permanecen iguales en derecho”)

Este es el primer legado de Mayo, quizás el segundo, a mis ojos, es la Emancipación. Prefiero ésta palabra, a la palabra libertad, ya que como la historia de la bandera, la interpretamos como una fábula para hacer dormir los pibes. En su nombre cuantos Crímenes sin Justicia. Por el contrario, la Emancipación es una tarea de largo aliento, una lucha que nos convoca profunda y fraterna, siempre tendremos algún muro para derribar.

La hija legítima de la Revolución de Mayo fue la Asamblea del año Xlll. En ese punto se plasma claramente su legado de futuro: Abolición de la Esclavitud, reafirmación de los Derechos Ciudadanos y el acto simbólico por excelencia, la quema y destrucción de los instrumentos de tortura que hoy toma toda su significación histórica, aunque convengo que sigue presente. Las herencias se asumen con sus beneficios y sus deudas. En el legado de Mayo encuentro motivos para celebrarlo como el primer impulso de una Emancipación incumplida, pero, como antes decía, es una tarea que no tiene reposo e implica una cierta idea de la República.

Ernest Renan, uno de los arquitectos de la Tercera República Francesa, la definía de la manera más simple y clara, como “la voluntad de vivir juntos”. Hagamos hincapié en la palabra voluntad, para pagar nuestras deudas.

De mi punto de vista son dos, erradicar la Miseria, para que no sea más que un mal recuerdo. Es un Minotauro que se alimenta de nuestros niños, de la humanidad que nos esforzamos en discernir en nuestros semejantes, acuciados por el hambre, sin amparo, sin trabajo y la más de las veces sin techo.

La segunda es con “nuestros paisanos los indios”. Los Pueblos Indígenas, aquellos que sufrieron el saqueo colonial y que la República del Centenario se encargo de terminar. Igual perduraron, en la casi indiferencia, al margen de la “comunidad nacional instituida”. Con una grandeza de espíritu, que nuestra cultura desconoce, marcharon con sus banderas, las propias y la celeste y blanca, pues su memoria no olvidó a Belgrano. Marcharon a la Plaza, para decirle a la Presidenta que ellos también son Argentinos, aunque la República todavía no los halla acogido en su girón.

No me gusta usar la palabra Originarios para designarlos, pues no es cambiando el modo de llamarlos, que podremos borrar el menosprecio, la discriminación, el sometimiento, las arbitrariedades, en suma su negación en tanto que sujetos de derecho. El lenguaje políticamente correcto encubre una hipocresía que no quiere decir su fondo, que es desestimar el Pensamiento, su visión del mundo. En realidad, ocultan, “el cosa de cholos”, el “cosa de negros”,”Pachamamismo”. Racismo puro y simple, ideología de genocidas.

Sin embargo este país no es el mismo del que nos impusieron hace cien años. Nuestros Pueblos nunca se sometieron y hoy vislumbramos la posibilidad de una Patria para Todos, en un camino que no nos cueste sangre. Acostumbro a denostar bastante nuestra clase política, pero tengo que reconocer: la Política de Derechos Humanos esta muy cerca de ser una Política de Estado, mal le pese a algún oportunista y al Gorilaje Masacrador. La Asignación Universal por Hijo, tuvo pocas críticas, salvo una canaleta que le creció a algún Senador en su velludo pecho. Ni siquiera “los setentistas” pensábamos en nuestra época en el Matrimonio sin distinción de sexos. También hoy, a pesar de la vorágine campera de la 125 y el machacar incesante del Partido Mediático, nuestras volubles clases medias se van rindiendo a la evidencia que el Gobierno no nos lleva a un 2001, con corralitos y muertos en la Plaza.

Para concretar una República, social y fraterna habrá que reconstruir las estructuras del sistema. Apuesto a la Democracia, que se impuso como una evidencia, a pesar de tantos escollos, derivas y el empeño apenas soslayado de los Poderosos por reducirla a meros formalismos donde el pueblo está ausente. Si el Estado quiere impulsar Políticas Sociales, que sean Políticas de Estado, es decir que perduren más allá del color de un Gobierno, tiene que universalizar la forma de distribución como lo hizo con la asignación por hijo, si se quiere verdaderamente erradicar la Miseria. Por eso hay que impulsar la participación de las organizaciones sociales, sin trabas burocráticas, sin “punteros” que “distribuyan” a “clientes”. Del Estado al Ciudadano.
Recuerdo las palabras de Don Ernesto Sábato, aquí en Paris, cuando el Partido Militar negociaba su retirada y cito de memoria lo que nos dijo en una reunión informal: “Muchachos, la Democracia es un sistema gris, pero no existe otro mejor”. Adivinaba nuestro escepticismo en valor ético que podían tener aquellos que no enfrentaron el brazo armado de la Oligarquía, de los que muchos fueron cómplices por su silencio o por su acción. “Un Estado de Derecho” fue la promesa que recién desde hace unos años se perfila en el horizonte de lo posible, pues cuando atamos la Democracia únicamente a sus formas, se nos escapa su espíritu.

La Democracia hoy no peligra, no imagino un Golpe de Estado, pero apostar a subvertir el orden de los Poderes, ahogar al Ejecutivo es tirarse una granada en los pies. Tantos y tan convencidos demócratas recuerden el interinato de Guido, “destituir”, no respetar los tiempos electorales es abrir la puertas a cualquier aventura.
La línea de horizonte que podemos vislumbrar, no es seguramente, la tilinga farsa del Colón, más nos tiene que preocupar los dos Tedéum. De una vez por todas debemos reafirmar el carácter Laico de la República. El Estado no puede tener Religión oficial. Las creencias religiosas pertenecen a la esfera privada de los individuos. Y esta será la única manera posible, que la Iglesia Católica, o cualquier otra Confesión, deje de ser un factor de Poder. Se jura por la Constitución, única biblia del Ciudadano, pues nunca pierde el derecho de reformarla.Preguntémonos, si ésta es la República que queremos, si no será necesario Refundarla. Entregarle otra Identidad Política y Social.

Decía Refundar la República, pero esta formula también pierde su sentido por estar tan trillada. Ya tuvimos muchas “reorganizadores nacionales”. Volvamos al año Xlll, plantemos los pies en ese mojón, saltemos por encima de la esquizofrenia frenética que sudan algunos y miremos:
Una de sus claves se encuentra en el Pensamiento Ancestral Americano. Visto que no tenemos otro planeta a mano, empecemos a ver la Naturaleza, no como un sujeto de saqueo (como antes veíamos “naturalmente” a los esclavos, negros e indios) sino como un Sujeto de Derecho.

Nuestra línea de horizonte es la Emancipación del Hombre de la Miseria, condición primera de toda libertad.Pensar el Bicentenario del día después es, entonces, dudar con optimismo.

El Cielo es de Todos, aunque el Bicentenario todavía no lo sea.


* Educador Social, miembro de Cara o Cruz.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Por qué continúo apoyando a CFK?

Por Juan Carlos Alarcón*


Sabemos que toda oposición política aprovecha las debilidades y los fracasos que pueda presentar el partido gobernante. Esta estrategia política se utiliza en todo el mundo y Argentina no es una excepción. Cuando escuchamos los discursos de la Carrio vemos un sentimiento golpista disfrazado en sus decires democráticos. Cobos juega como siempre al oportunismo electoral, y la oposición al interior del mismo peronismo se nota en Proyecto Sur que buscará de nuevo para el 2011 la expectativa de que ellos representan la mejor oposición a los Kirchners.

Leyendo las declaración que me enviara Oscar Aguad, en el periódico “Crisis”, donde ya quiere largar la candidatura radical a la presidencia con Cobos acompañado por el socialista Binner; en Buenos Aires para gobernador a Alfonsin: en Mendoza a Ernesto Sanz y el propio Aguad pelear la gobernación de Cordoba no pude menos que expresar una sonrisa, porque me da la impresión que los radicales tienen mala memoria. Se olvidan que Néstor Kirchner llegó al gobierno cuando siendo presidente el radical De La Rua dejara a la Argentina en su peor estado económico y político. Algo como lo que viene sucediendo hoy en día en Grecia. Y durante la presidencia de Alfonsin se vio la inflación más surrealista de la historia del país.

En el momento de la crisis económica del 2001, nació un fuerte movimiento popular que en pocos meses volteó a 4 presidentes uno detrás de otro. Las instituciones estaban destartaladas y la credibilidad política estaba a la altura de los zócalos. El matrimonio Kirchner llegó y desarrolló un nuevo discurso apoyado en los Derechos Humanos, procesando toda la dictadura militar y anulando la ley de “Punto final y de obediencia debida” votada por Raúl Alfonsín en 1986, donde se amnistiaba los crímenes cometidos por los militares. En economía le dio prioridad a la productividad más que al financiamiento.

¿Es que ahora CFK es presidenta solamente porque en América Latina había una tendencia electoral inclinada hacia la izquierda? Pensarlo de esta manera sería infantil. ¿Es que CFK ganó porque su marido era el presidente saliente? Considerarlo así es como considerar al pueblo argentino como demasiado estúpido, cosa que tampoco es el caso. Nestor Kirchner se limitó únicamente a aplicar políticas para otro modelo de país y hoy su esposa profundiza ese proyecto. Y no hay duda que las cosas mejoraron en Argentina. Tampoco CFK es solamente una linda mujer con una sonrisa atractiva, es una mujer combatiente con un carácter fuerte y una personalidad bien sólida. Ella ganó todas las elecciones donde se presentó, primero para ser diputada, luego para ser senadora y ahora presidente de la República.

Cuando se sentó en el Parlamento libró desde allí una batalla contra los intereses liberales que rondaban en el país y no lo hizo con una receta milagrosa, sino pensando en los intereses del propio país, más con realismo que con pasión ideológica.

Hoy como Presidenta, en un periodo internacional lleno de crisis y conflictos, profundiza sus ideas políticas :

▪ Un dólar competitivo que deja excedentes al Estado

▪ Un sistema que privilegia la producción sobre el capital financiero

▪ Una mejora sustancial impositiva con respecto al vaciamiento que había antes

▪ Un mercado interno más consolidado

▪ La pobreza bajó del 57% en que estaba en el 2002 al 23%.

▪ El desempleo que en el 2003 era del 21,7% es del 8,4% en el cuarto trimestre del 2009.

▪ El trabajo precario que era del 40,4% ahora se encuentra ya en el 23%.

▪ Hay una exportación sin precedentes ¡El mejor crecimiento de los últimos 100 años!

▪ Se mejoró el salario de los trabajadores y los ingresos de los jubilados, aumentando fuertemente el poder adquisitivo.

▪ Se cortó la ingerencia que tenía el FMI saldando deudas y pagando intereses que el propio Estado argentino consideraba justo.

▪ Pocos países osaron procesar la dictadura como fue la voluntad política del matrimonio Kirchner.

▪ Las filas delante de las embajadas, en el 2002, buscando visa para irse del país ya no se ven más. Ahora es al revés, la gente quiere entrar al país.

Jorge Remes Lenicov, embajador argentino ante la Unión Europea el pasado 8 de mayo de 2010 en una entrevista a “Ultimas Noticias” aseguró “En Europa, a la Argentina se la ve como un país que crece” . Además, estimó que el país tendrá este año una tasa de crecimiento de 4 ó 5 por ciento mientras que en el viejo continente será del 0,7 por ciento".

Es cierto. Argentina es un país que consume y que tiene el mejor desarrollo humano de América Latina. Esto es lo que la oposición parece no comprender.

Decir que el kirchnerismo no es peronismo, como murmuran algunos opositores, es desconocer las fuentes filosóficas e ideológicas del peronismo, porque más allá de las contradicciones que existen en el seno mismo de la estructura de poder, hay en este gobierno una voluntad de volver a las fuentes filosóficas e ideológicas del pensamiento peronista, con sus componentes nacionalistas, latinoamericanistas, revolucionarios y antiimperialistas. Es decir “volver al pensamiento peronista” que acerca a la Argentina a otros países de América Latina que han iniciado experiencias parecidas y con los cuales se tiene una excelente relación.

¿Entonces, cuál es el problema que existe en el país? ¿Es qué hay inflación?... Sí la hay, pero se mantiene una economía controlada. ¿Es qué muchos menemistas están entrando al gobierno? Sí, muchos políticos que estuvieron en la década del 90 volvieron, pero seamos realistas, en esa época 8 de cada 10 estaban con Menem. En política no se “es” lo que “eran” sino si son capaces de llevar solidariamente el proyecto de CFK. Por esa misma condición se alargó la transversalidad fuera del propio peronismo.

El problema más complejo que tiene Argentina, es que es un país de grandes desigualdades sociales, territoriales y un federalismo dudoso. El miércoles 12 de mayo escuchando en Radiobumerangargentina.net a Jose Francisco Gerez (Doc) hablar de la realidad cotidiana que vive como medico en el Chaco, yo tenía la impresión que estaba hablando de otro país. En toda la región del Noreste argentino la pobreza es dramática. Hay niños que mueren de desnutrición y por falta de agua potable. Mientras en las zonas urbanas la pobreza es del 13,2% en el Noreste monta al 23,5% lo que es escandaloso. Estas cosas hay que decírselas a la Presidenta. No es posible que su gobierno se interese más en las grandes zonas urbanas porque allí estén los votos.

En Argentina no existe la solidaridad entre las provincias ricas y pobres, como tampoco existe la solidaridad en la propia sociedad donde se pregona un sentimiento de pena cuando se hablan de estas cosas, pero cuando llega el momento de actos concretos los más ricos se ponen a mirar el cielo silbando mientras se hacen los idiotas. El subsecretario de Fiscalización del Trabajo y la Seguridad Social de la Nación, Guillermo Alonso Navone, reveló en la ciudad de Córdoba que "el campo y el empleo doméstico son los ámbitos de mayor porcentaje de trabajo no registrado" en el país. ¿Es esa la solidaridad campesina de la famosa Comisión de Enlace? ¿Es esa la solidaridad que tiene la clase media urbana que emplea mayoritariamente un servicio domestico?

Hay muchas cosas para mejorar o profundizar, muchas todavía. Esto lo tienen que tener presente las provincias ricas para discutir su participación y la distribución de los ingresos. Las riquezas deben distribuirse con mayor equidad según las necesidades de la provincias menos favorecidas porque todavía hay muchos pobres y todavía hay niños que mueren de hambre en Argentina. CFK no tendrá un periodo fácil para gobernar, la globalización busca adaptar nuevas estrategias para mantener sus privilegios y los privilegiados de siempre continúan a adaptar sus estrategias para sacar buenos beneficios en cualquier situación.

En la recuperación laboral y en el fortalecimiento del crecimiento, los sindicatos vuelven a ser protagonistas sociales aun cuando los intereses patronales quieren debilitar el sindicalismo como forma de debilitar a los trabajadores.

Seguramente no es el mejor de los modelos económicos, pero con el nuevo modelo político se buscó reconstruir una política que respondiera a la necesidad de reconstrucción de un orden político estable. Sin dudas habrá movimientos reivindicativos que busquen mejorar sus condiciones de vida. Sin dudas el pueblo exigirá a la Presidente mayor participación en las decisiones del Estado. Sin dudas habrá conflictos de intereses socioeconómicos y regionales. Todo eso es parte de los procesos de cambio. Pero, también sin dudas, podemos ver que el neoliberalismo ya no tiene cabida en las nuevas políticas de Estado, y que los Derechos Humanos se han instaurado en las instituciones civiles y políticas, aún cuando el gobierno no fuere tan revolucionario como nos hubiera gustado que fuese.


* Escritor, miembro de Cara o Cruz.

domingo, 2 de mayo de 2010

De la Miseria y la hipocresía

Por Luis Paredes*

Recuerdo cuando regresé por primera vez al país luego de veinte años de exilio. Fue en la época en que gobernaba la Alianza y el Vice-Presidente, “Chacho” Álvarez, estaba en sus honrados trámites antes de renunciar. Ninguna elección política motivó esta vuelta, sino asuntos de estricto orden privado. Lo digo para que no exista ninguna asociación ilícita de pensamiento entre este punto y lo que hoy vive el país con “Votos no positivos” y una opinión, que sí tengo, de la Ética que un ciudadano debe respetar cuando es elegido para representar al pueblo en un cargo político que lo votó por el programa por el cual se comprometió a defender.

Cuando salimos del aeropuerto, en el desvencijado coche de un amigo, tuve miedo por el carromato atado con alambre y una circulación caótica. En veinte años me había olvidado el poco apego que tenemos en el país por las mínimas reglas de transito.
Ya en la General Richieri sufrí los dos primeros encontronazos entre la realidad y los recuerdos. Al primero estaba en cierta manera preparado: un peaje. No ignoraba que el país se había “privatizado” y los ciudadanos para circular por el único camino, entre Ezeiza y la ciudad debían ahora pagar por un servicio público. En Francia, si se quiere circular por una autopista se paga, pero en paralelo a estas existen las ruta nacionales, casi siempre en muy buen estado y gratuitas. Quien tiene plata paga por el ahorro de tiempo y quien no, hace uso de lo que sus impuestos financian.

Pero el segundo golpe me encontró con la guardia baja. Un cross al mentón. Tardé un tiempo en reaccionar. Estaba mudo, ausente. Recordaba el: “Detrás de un largo muro gris”, ya no existía. La sucesión interminable de las Villas miserias, los montones de basura por donde hurgaban niños y mayores, animales sueltos, no solo los inefables perros famélicos, sino hasta burros y caballos que se escaparon de alguna línea de Cervantes cuando describía al “matungo” del Quijote. Figuras difusas, que podía sin embargo identificar como humanas, entre las chapas, cartones y el sinfín de objetos herrumbrados, quebrados por el uso, conjuntos incongruentes. Nada me decía que la Miseria podía ser alegre, a pesar de la soleada mañanita que nos acogía y la primavera ya presente.

Mi compañera trato de sacarme de mi mutismo. El contraste entre las efusiones de los reencuentros con los míos y mi ahora machucada jeta de boxeador grogui la preocupaba.

- Qué te pasa, me preguntó varias veces, y cuando pude articular una palabra, absorto por el paisaje de tanta desolación le contesté con una frase enigmática para ella. Mi compañera es Francesa y se tuvo que aguantar tantos años de discusiones sobre la pobreza del país, de nuestras luchas y los amigos muertos, que como fantasmas sin sepultura se invitaban como siempre a las reuniones, almuerzos del domingo, cenas o fiestas de los exiliados, tantos eran, que les pedía permiso para pasar. Para ella ver la miseria que tanto le habíamos mentado no era una sorpresa. Le contesté y se lo tuve que repetir, casi a los gritos, el cachivache en el que viajábamos era un tambor de lata que un chiflado amasijaba sin piedad.

- El país esta perdido, ni siquiera tiene ahora vergüenza de la Miseria.

Lo que antes ocultaba el “Muro gris” lo conocía muy bien. No sólo había militado en ellas y los barrios pobres de los trabajadores. Si sobreviví también fue gracias a los Villeros que nunca me negaron su solidaridad, siempre fueron “los míos”.
Ocultar la Miseria fue una política de los Poderosos, y ofrecer ese espectáculo en la Richieri o al pie del Sheraton para ellos era insoportable. No se podía mostrar los gronchos, los cabecitas, la runfla descamisada a tan respetables extranjeros invitados o turistas. La rubia Argentina no era “El Tercer Mundo”. Y verbigracia, con el dólar como moneda nacional ya no les importaba un bledo. La Argentina era ya parte, tan solo para ellos, definitivamente de los “países civilizados”. La hipocresía de ocultar la Miseria, ya no formaba parte de sus habituales comportamientos.

Y ahora, justamente, con una Argentina que de manera caótica, es cierto, donde se comienza a vislumbrar la posibilidad de erradicar la Miseria, no hablo de la Pobreza que es similar, pero diferente, aquellos que pusieron todo su empeño en fomentarla, mantenerla y digamos, más cínicamente, “alimentarla”, descubren nuevamente, de la mano de una tan desacreditada Cúpula de la Iglesia Católica, que siempre bendijo las armas de los Masacradores, (no me refiero, evidentemente, a los honestos ciudadanos con o sin sotana, que profesan su fe con sencillez y dignidad,) descubren nuevamente las virtudes de su sempiterna hipocresía.
Justamente ellos los Poderosos: Financieros, Terratenientes, grandes Industriales y su corifeo de lacayos, se desgarran las vestiduras, claman por “sus pobres” y sin que la cara se les caiga a pedazos de vergüenza, le piden al Gobierno “compasión” por ellos.

Y precisamente “protestan” contra las pocas medidas que abren la esperanza de un poco de futuro mas digno, la nacionalización de las Cajas Previsionales, la futura ley prometida para las fabricas recuperadas y sobre todo contra la Asignación Universal por Hijo. Pues el “terrible” fantasma de la inflación nos asecha, colgado de las ahora desprotegidas orejas del Profeta Mayor “Joe”.

Tengo una esperanza, que a nadie se le ocurra reconstruir ese Largo Muro Gris. Por lo menos así no existirá la excusa de no ver la Realidad, pero no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Sin ningún recato ni duda tiro la primera piedra, de ese pecado nuestra Generación esta absuelta. Y por algo es que nos metimos en la joda.

Ps: le agradezco al Compañero Juan Carlos Montenegro, que sus recuerdos me llevaron a los míos.

* Educador Social, miembro de Cara o Cruz.