miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Conflictos o simple reajuste político?


Por Juan Carlos Alarcon

El 15/04/11, aquí mismo, decía  “que la clase obrera tiene un sentido de identidad como fuerza nacional tanto en lo social como en lo político y que cualquier enfoque lo remite a un modelo teórico, a una forma de mirar, de recortar, a una ideología y a una postura política.” Esto es lo que se está viendo en Argentina una vez más. El movimiento obrero tiene una identidad política que es el peronismo y una fuerte solidaridad de clase. Néstor Kirchner lo sabía muy bien y se apoyó en la CGT para poder llevar adelante la fundación política y económica del proyecto nacional.

Hoy en día un conflicto entre el gobierno y el movimiento obrero organizado sería un retroceso donde peligraría la continuidad del proyecto nacional aunque por el momento no se ha llegado a tanto.

En política toda reacción tiene un proceso y los que conocen a Moyano saben que no es un hombre que se lleva por impulsos epidérmicos. Hace un año ya se había notado un cierto malestar en el acto por el Día de la Lealtad y, no hace mucho, cuando Cristina se oponía a la ley de reparto de las ganancias, en muchos sindicalistas se reflejó el rostro de la incomprensión porque todos sabían que esa era una idea propuesta por Néstor Kirchner y que figura en el artículo 16 de la Constitución Argentina. ¿Contradicciones en el orden personal, ideológicas o estratégicas? El tiempo lo dirá.
Lo cierto es que la renuncia pública de Moyano al PJ de Buenos Aires y a la vice presidencia del PJ nacional abre en el gobierno de CFK una brecha que deberá ser tratada con mucha seriedad y diplomacia.

Estaba cantado que la CGT sacaría las facturas políticas al aire. Si el peronismo es verdaderamente la columna central del FpV como lo impulsó y pregonó siempre Nestor Kirchner, Cristina deberá tener más consideración y ponerse, un día u otro, al frente del partido. No tendrá que dejarse llevar por las sirenas que sueñan con un “tercer partido”.

Moyano no sacará los pies del plato porque es un dirigente inteligente y apoyó a Kirchner desde antes que fuera presidente y del cual fuera uno de los aliados más importante. El sabe que eso producirá un resquebrajamiento en el proyecto nacional. El solamente hizo la defensa de los intereses de los gremios y la reivindicación del peronismo. Ya también había señalado con anterioridad: “El FpV está articulando un peronismo heterogéneo y si no se abre también un mayor pluralismo democrático la oposición vendrá desde adentro del propio peronismo, desde adentro de los propios sectores que hoy conforman el oficialismo. De allí que se hace necesario peronizar mas la juventud y que se vuelvan a leer los textos fundadores del campo nacional y popular”

Un antiguo sindicalista peronista que cruzó el mayor camino de enfrentamientos contra todas las dictaduras me decía: “A Moyano no lo consultaron ni para nombrar un portero. ¡Carajo, él era el vice presidente nacional del PJ!... Al partido no se lo consultó en ningún momento.” De allí vino la expresión de cascara vacía.

En realidad, lo que Moyano dijo en voz alta es lo que muchos pensaban en silencio o murmuraban en voz baja. Del 54 % del sufragio más de la mitad de los votos pertenecían a los trabajadores. La historia ha demostrado siempre que en Argentina (tal vez) se pueda gobernar sin los sindicatos, pero nunca contra los sindicatos.

La Voz del Interior (que pertenece al grupo Clarín) reconocía que entre diciembre de 2001 a marzo del 2011 aumento el 73 % de trabajadores en blanco. Blanquear trabajadores en negro no es solo una cuestión de cifras impositivas es también darle a esos trabajadores una cobertura social, un mayor bienestar y mejor calidad de vida. Los sindicatos vienen empujando esos reclamos desde el primer día. La masa salarial promedio de trabajadores en blanco se incrementó en un 750 % y si tomamos el índice inflacionario de la provincia de San Luis que no acepta lo propuesto por el Indec encontramos que en ese mismo periodo la inflación fue del 351 %. Es decir que el valor adquisitivo de esos trabajadores aumentó en un 399 %.

Si “alguno” tiene el pensamiento de enfrentar a Moyano, seguramente lo podrán hacer buscando asfixiar las obras sociales, pero no se puede olvidar que las obras sociales nacieron en los sindicatos peronistas para cubrir la carencia de salud estatal y hospitalaria. El trabajador lo tiene claro a eso. Tal vez en lo sindical se buscaría un recambio en la CGT con un sindicalista más cercano al oficialismo como Ricardo Pignanelli, titular del Smata. Pero cuánto sobrevivirá hasta que se lo traguen Los Gordos y los opositores? Más allá de que si Moyano quiere, gana de punta a punta la reelección cegetista, no sería bueno para el proyecto nacional que otro ocupara su liderazgo.

La mayoría del sindicalismo está alineado junto al líder de la CGT en su posición clasista, gremial y reivindicatoria del peronismo. Esto no podía dejar de desaprovechar el sindicalismo opositor y rápidamente saltó el oportunismo de Luis Barrionuevo diciendo “Después de escucharlo, yo ya tengo secretario general. Mi secretario general de la CGT es Hugo Moyano”  proponiendo la unificación con la CGT Nacional a la disidente CGT – Azul y Blanca que lidera.

Los errores estratégicos están para ser corregidos y creemos que así se hará, tanto de un lado como del otro, porque de eso depende que se pueda profundizar el proyecto nacional como la propia Presidente lo quiere.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Segundo mandato de Cristina, ¿Y ahora, qué se viene?


Por Juan Carlos Alarcon
“Nada ni nadie nos hará cambiar de rumbo” dijo la presidenta Cristina de Kirchner el pasado 7 de diciembre cuando se bautizaba una escuela técnica con el nombre de “Presidente Dr Nestor C. Kirchner”, en el partido de La Matanza. Sin dudas, allí esta la clave de lo que será su nuevo mandato.

El gabinete ejecutivo fue el mismo. Sólo se remplazaron los 3 ministros que fueron electos: Bodou que asumió como vice-presidente y fue remplazado por Hernan Lorenzino, Anibal Fernandez, electo Senador nacional, y fue nombrado en su lugar a Juan Manuel Abal Medina y a Julian Dominguez que asumiera en diputados como presidente de la Camara de Diputados y se cubriera el ministerio de Agricultura con Norberto Yahuar. Es decir, nada cambio y se continuará con el mismo rumbo.

Cristina Kirchner asumió su segundo mandato con una legitimación del proyecto nacional popular dándole el pueblo un poder político con el 54,11% de los votos. El congreso también portará en adelante los colores del kirchenerismo. Pero la pregunta es: ¿Es que tener el poder político es suficiente para resolver los problemas que todavía afectan al país?

Por supuesto desde que el diario La Nación, hace ocho años, anunciara en primera plana que el gobierno de Néstor Kirchner no duraría más de un año ha pasado mucha agua bajo el puente. Los cambios de orientación política llamado Proyecto Nacional de Inclusión mas una estrategia económica contraria al neoliberalismo de la época dio un resultado positivo. Hoy el país es otro, evolucionó, cambió y creció enormemente, y se nota a simple vista. Yo que visite 7 provincias y 11 localidades lo pude comprobar. Un crecimiento habitacional y edilicio grande, una mejora y nuevos trazados de rutas, calles y parquización. Una extensión de nuevas escuelas y hospitales con materiales más apropiados. Nuevas infraestructuras de agua, canalización de viaductos y servicios cloacales. Una mejor calidad de vida alcanzada por los aumentos salariales y el desarrollo tecnológico. Un crecimiento deportivo y cultural enorme abriendo la participación popular. Todo esto explicaba el resultado de las urnas reeligiendo la continuidad del gobierno kirchnerista.
El Proyecto Nacional solidario y de inclusión fue estructurado en la redistribución de las riquezas, en políticas sociales y federalistas buscando recomponer el mercado interno, lo que significó recomponer el salario y por consecuencia recomponer el mercado de trabajo. En el discurso de su asunción la Presidenta agregó otra palabra que es significativa proyecto nacional “democrático” como para frenar esos decires de que el oficialismo no lo es.

Pero digamos las cosas como son, no fue un gobierno revolucionario donde la clase trabajadora asumiera el poder, se implantó un capitalismo humanista con un Estado activo y una regulación publica. No fue revolucionario pero fue un gobierno realista atendiendo las necesidades del pueblo y de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, todavía quedan muchas cosas pendientes.

Muchas veces dijimos que la economía no era solamente una cuestión de números y de cifras ni de sumas y restas sino que es también una cuestión de ética y de moral. Hoy la economía es necesaria verla desde un punto de vista crítico a los conceptos extremadamente liberales que todavía existen en bastantes sectores. Hoy en día es necesario profundizar el proyecto nacional democrático y de inclusión, y para eso se debe adoptar el punto de vista de los mas pobres, aunque no se trata de idealizar la pobreza para poder conseguir cosas como lo pretenden señalar ciertos sectores, que se sienten desprotegidos dentro del que plantea la Presidenta sino que es necesario verlo como el resultado de la iniquidad económica y educativa por falta de una redistribución de las riquezas del país todavía insuficiente. El control del dólar y la nueva reorganización en la distribución de los subsidios trata de paliar esta problemática. Seguramente faltan cosas que siguen pendientes como la ley de la tierra que ella volvió a mencionar en su discurso de asunción y una política mas especifica sobre el problema de las minerías y sus respectivas contaminaciones del medio ambiente. Seguramente también es necesario aclarar lo que es propiedad privada y propiedad social.

El proyecto nacional de inclusión es fundamentalmente un cambio social y todavía quedan muchas estructuras privadas que reorganizaron sus estructuras para continuar tirando beneficios de la pobreza. También se observan estructuras públicas que involucran a las instituciones y que mantiene condiciones de pobreza y de injusticia. Esto es lo que se vio con la muerte del dirigente campesino en Santiago del Estero o en la cantidad de trabajo en negro que todavía se observa en muchas municipalidades del interior del país.

En lo político el peronismo se caracterizó históricamente por lograr una armoniosa conciliación de clases con un fuerte acento en el nacionalismo y una vinculación estrecha de los sindicatos con el Estado. CFK mantiene esa orientación perfectamente y de la cual no pretende apartarse. En su discurso en el encuentro con la UIA no fue un simple discurso de campaña electoral porque las elecciones ya pasaron, tampoco fue de promoción de las obras realizadas sino que fue un discurso ideológico marcando líneas políticas y estrategias que debían profundizarse en este nuevo mandato presidencial.

El FpV esta articulando un peronismo heterogéneo y si no se abre un mayor pluralismo democrático la oposición vendrá desde adentro del propio peronismo, desde adentro de los propios sectores que hoy conforman el oficialismo. De allí que se hace necesario peronizar mas la juventud y que se vuelvan a leer los textos fundadores del campo nacional y popular. La juventud vive mucho en la coyuntura política y social, pero como dijo Cristina es la hora de profundizar y consolidar las conquistas sociales, políticas y económicas, y la juventud tiene allí un rol muy importante por su participación. Hoy los jóvenes no son solo militantes eufóricos sino que también son dirigentes insertados en la función pública, en los poderes legislativos y hasta en el propio ejecutivo. También poco a poco tendrán que hacerlo en los organismos empresariales y en las conducciones sindicales. Los jóvenes son los garantes que en el futuro pueda profundizarse y continuar la orientación política, social y económica del proyecto nacional. Tienen que prepararse para asumir el debate público, para llevar adelante una pedagogía ante la sociedad y se comprendan mejor los cambios que se van produciendo, porque la teoría lo dice y la práctica lo confirma: Cuando no hay oposición en los partidos opositores la oposición nacerá dentro de las mismas estructuras oficialistas.