viernes, 10 de julio de 2009

125, 126, 127...

A un año de la derrota parlamentaria con motivo de la ley de Retenciones móviles y segmentadas a la exportación de la soja , el próximo 17 de Julio, reiteramos nuestro apoyo al gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner, única opción de continuidad del proceso transformador iniciado en el año 2003.


Consideramos que los resultados de las elecciones legislativas parciales del 28 de junio último se inscriben en la misma dinámica iniciada desde la agresión brutal de los sectores agro-exportadores concentrados, sectores de oposición sistemática, y el Partido de los Medios Privados.


En ocasión del aniversario del decreto 125, hace 5 meses, habíamos manifestado nuestra satisfacción ante la profundización de reformas llevadas adelante por la señora Presidenta, así como nuestra preocupación por el reposicionamiento del ex-presidente Kirchner en el tablero político nacional, recostándose de manera casi exclusiva en el PJ.


Sólo la participación, y la ampliación hacia otros sectores populares, políticos y sociales, llevará al éxito y profundización del proceso de transformación en Argentina, en consonancia con el que se vive en Latinoamérica.


Las recientes declaraciones de nuestra Presidenta, así como las de Nestor Kirchner, nos hace pensar que es este el camino que se está tomando.


Seguiremos avanzando.



París (Francia), 11 de Julio de 2009.


Introducción y fundamentos

Por Eduardo Paveto

eduardopaveto@cara-o-cruz.com


Queremos volver, con la distancia que da el tiempo, a un análisis de las circunstancias que llevaron a la Resolución 125 y el conflicto que en términos brutales dieron ciertos sectores ligados a la producción, transformación y exportación de productos agropecuarios.


Lo haremos a través de las informaciones dadas por el diario La Nación pensando que esta fuente, siendo un vocero de estos sectores agropecuarios, no será sospechada de transmitir la realidad con una visión parcializada por intereses pro-gubernamentales. Omitimos todo comentario sobre la presentación tendenciosa de la información, que no es el objeto de nuestra presentación


Damos primero una síntesis conceptual de nuestra visión que sale del relato de este diario para luego pasar a citaciones precisas de este medio.


Como punto final incluiremos una video publicada en YouTube producida y publicada por “elviejomatías” que puede dar un sentido suplementario a esta visión de lo que se venia preparando contra el gobierno, con que objetivo y con qué métodos se contaba llegar a estos. Será la tercera parte de este artículo.


Nuestra intención es aportar a la reflexión y difusión de la realidad Argentina, esperando que todo esto pueda guiar la acción política de todos aquellos que se sientan concernidos por el bienestar y futuro de nuestro pueblo.



Nuestra visión.


Los términos del llamado “Conflicto del campo” se pueden percibir claramente en el período previo y que en realidad remiten a una constante histórica de hecho.


Por un lado está la visión liberal exportadora, expresada aquí por su versión más arcaica agro-exportadora, que satisface a un sector muy parcial de la sociedad dando la espalda a la mayoría de la población conducente a una estructura elitista de gobierno.


La otra es una visión integradora del territorio y su pueblo a través de políticas de regulación solidaria y desarrollo de una economía sustentable y soberana que garantice la independencia de nuestra Nación.


La constante histórica es su oposición, que más de una vez no conoció limites de violencia y que hoy debe quedar acotada en el plano institucional y democrático.


La férrea oposición del “campo” a la Resolución 125 fue el efecto de la incorporación de poderosos sectores de la economía sojizada que se montó al larvado conflicto que llevaba 2 años y que afectaba sectores de productores ganaderos, tamberos y cerealeros (trigo en particular).


La insatisfacción de esos sectores se focalizaba en la intervención del Estado en los mercados internos y externos de carne, lácteos, trigo y otros productos que entran en la dieta de los argentinos.


La preocupación del gobierno era de desacoplar los precios de estos artículos de consumo corriente que estaban subiendo debido, principalmente, al alza de las cotizaciones de estos productos en el mercado internacional y que los sectores productivos querían trasladar a nivel del mercado interno.


No se trataba de una crisis de rentabilidad de los productores, sino de la frustración de éstos en no poder aprovechar todos los beneficios que el mercado internacional proponía.


Se observaba un discurso reivindicativo oscuro sobre las políticas “incorrectas” y la falta de decisiones “adecuadas para fomentar el desarrollo de la actividad económica”.


En verdad se observa también las disputas internas por captar los súper beneficios entre los diversos actores de este sector de actividad : ganaderos, cultivadores, rentistas, molineros, frigoríficos, exportadores, etc.


Entre los sectores que asumían esas reivindicaciones se encontraba también el Sindicato de la Carne (con total apoyo de Carbap), que cedía bajo la pretendida amenaza de cierre de fuentes de trabajo en los frigoríficos si se seguía restringiendo las exportaciones o la Federación Agraria Argentina (FAA) que había sufrido una mutación parcial de sus adherentes convertidos en rentistas y así implicados en las reivindicaciones del pool sojero.


La FAA estaba por este hecho sometida a una contradicción entre su doble representación.


Por un lado la tradicional, de productores “perjudicados” por los exportadores (éstos les proponen precios inferiores al precio FOB de exportación), y los nuevos rentistas. La contradicción fue saldada con la consigna de retiro de las retenciones, lo que conformaba a ambos sectores.


El discurso general no se detenía en reparos, proponiendo incluso que se pague en el mercado interno el “valor justo” de los productos (o sea los precios internacionales) y que se eliminen todas las retenciones. La sola intervención del estado que piden, eventualmente, es en subvencionar sus actividades.


Lo impresentable de estas propuestas motiva el lenguaje elíptico y poco claro de las reivindicaciones expresadas antes y durante el conflicto.


Incluso, debido a la justeza y moralidad de las medidas gubernamentales como la de limitar los precios de ciertos cortes de carne o la subvención de la producción lechera, se abrían brechas en el discurso de los productores agropecuarios. Por eso tergiversaban, según los casos y los actores, sobre la aceptación del principio de 13 cortes de carne a precios accesibles, la modulación de las retenciones y una redistribución con ayudas al sector.


Dadas estas condiciones previas al conflicto por la 125, se explica la intransigencia en las reivindicaciones y rechazos. De ninguna manera se estaba dispuesto a tolerar más tiempo todas estas intervenciones del Estado. Por eso “había que desgastar al gobierno”.


No se trataba entonces de la 125. La Resolución 125 sólo fue el catalizador de estas fuerzas sectoriales, potenciadas y dirigidas por los actores sojeros más concentrados (pools de siembra y exportadores).


Y no tolerar esta política gubernamental significaba restablecer en Argentina aquella otra visión liberal exportadora.


Así, la confrontación era de carácter político-ideológico.


De ninguna manera la intransigencia venía del gobierno, o del manejo "equivocado" del conflicto, sino de la radicalidad de la ofensiva agropecuaria que tenía la voluntad férrea de torcer el brazo al gobierno.



Sigue en la segunda parte.

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