domingo, 13 de septiembre de 2009

Pan y circo

por Juan Carlos Montenegro

Uno de los factores que determinó el aumento de la corrupción, la desidia del pueblo y la decadencia y caída del Imperio Romano, fue “el pan y circo”…, en otras palabras hacer que las pasiones ciudadanas se encaminaran hacia temas no comprometidos a la problemática social, sino al ocio, cambiando drásticamente los valores, ya que la cultura del trabajo, de los valores del crecimiento por el esfuerzo y la cooperación, fueron cambiados por la especulación y al ascenso social rápido a través del éxito en el desarrollo de un deporte o de las ganancias por las apuestas…., todo bien reflejado por los cronistas desde Adriano en adelante.

Aquellos que hemos pasado los cincuenta, que recordamos que el deporte, especialmente el fútbol, era una cuestión de los domingos, en donde se sacaba del ropero la camiseta amada y se iba a hinchar por ella, con el sueño guardado por siete días, en donde los jugadores eran nuestros ídolos de figurita y parte, solo parte de nuestra agenda de vida, vimos la transformación terrible que se dio a través del Proceso Militar y sus personeros, algunos que aún perduran, en donde cambiaron las reglas, hicieron más de dos campeonatos por año, con partidos casi a diario, millones de inversión en propaganda…, hecho este que en menos de un año, mudó culturalmente toda una sociedad y un país, que necesitaba aferrarse a algo para no ver las atrocidades que se cometían a su alrededor.

Poco a poco, el negocio no solo fue el cambio de hábito de una sociedad que se volvió casi autista, ya que su realidad no sólo dejó de ser solidaria, se llenó con eso de que “por algo será….., o algo habrán hecho”, para expiar su ceguera con los comentarios del fútbol diario.

Los mismos personeros, entonces con la complicidad de medios, de aquellos que bancaron al gordo Muñoz, que bancó al proceso y que pregonaba en su micrófono que los argentinos éramos derechos y humanos, en poco tiempo y con el avance del cable, llevaron el vicio del pan y del circo ya instaurado en la cultura popular a medios particulares y caros, en donde se debía pagar, para mantener la adicción.

Un paso más de la mafia, pero aún quedaba algo de mística, por lo menos en algunos clubes, en algunos dirigentes en donde la camiseta y la tradición hacia su gente valía, donde el club era sinónimo de pertenencia de barrio y de encuentro de familia.

Quien escribe no es amante del fútbol, era el típico niño que cuando chico jugaba por que era el dueño de la pelota, no por destreza y menos por pasión…., me interesaba más un domingo leyendo en casa, transportado en sueños hacia la historia que ir a un tablón, pero igual no me podía desligar del deporte, por lo que me enteraba de resultados y siempre leía algo a las apuradas para ser menos marciano en mi pueblo chico.

Pero veía y vivía a través de mis amigos esa pasión, era parte de cualquier manera de “mi yo y mi circunstancias”, por eso pude ser un observador de cómo mientras la degeneración y la falta de valores crecía en la dirigencia, aumentaba la pasión, como único contacto con alguna realidad local por la gente…., uno de los únicos espacios de protagonismo en discusión, algo que al sistema le convenía y lo incentivaba por propaganda de todo tipo.

Esto llevó a que el negocio creciera. Ya los jugadores no eran ni siquiera de los clubes, sino de inversores, que ahora son los que mandan sobre las habilidades de ellos, en donde los clubes son meros espacios para la muestra de la inversión, y el hincha con su amor, no es mas que el consumidor de un producto…., el capitalismo con su mayor salvajismo ingresó a la pasión popular argentina, bastardeándola como hoy la conocemos.

De la misma manera que se nos miente con que el “campo sojero” será el Mesías de la salvación argentina, de igual modo que “los medios”, parte de los que han manejado el negocio del fútbol y han llevado a la debacle de hoy, acompañado y asociado a la explotación de niños en pseudo concursos o a la apología del sexo orgiástico y que hoy gritan por una ley de medios que los “perjudica”, sin importar la basura que nos dan y el daño producido, los que crearon en conjunto a dirigentes corruptos salidos de sus matrices y que nos llevaron a lo que hoy vemos.

Como dijo alguna vez Aristóteles, luego tomado por San Agustín y conocido por nosotros a través de un viejo General “la única verdad es la realidad” y esta no mudara en el fútbol o en el resto de las matrices culturales argentinas, hasta que no entendamos que esto fue inducido por algunos personeros que no les importa ni el pueblo, ni el deporte ni la verdad.

Dar entonces el paso de la ley de medios, es comenzar a pensar un poco más en el pan y menos en el circo.

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