sábado, 3 de julio de 2010

Los Funerales del General.

Por Luis Paredes

Hace 36 años fallecía el General Juan Domingo Perón en el ejercicio de su tercer mandato presidencial. No quiero hacer ningún balance ni comentario acorde con el tiempo, amén que mucho o poco ya se pueda decir a su propósito. El Pocho forma parte de nuestra memoria colectiva, de nuestra identidad como Nación, más allá de cómo se lo juzgue. Para el Pueblo será su eterno Conductor junto a Evita y la peor pesadilla de los Gorilas.

Hace algunos años comencé a escribir un relato sobre el primer film (como obra colectiva), del Grupo de Cine Peronista La Plata, del cual fui miembro. El Grupo se comenzó a gestar a fines de la década del 60 y su actividad se prolongó hasta 1976. Su matriz fue el Departamento de Cinematografía de la Facultad de Bellas Artes de La Plata. El último registro importante fue, justamente las ceremonias fúnebres de nuestro General.

A modo de homenaje, transcribo algunos fragmentos de dicho relato.


El Film inimaginable

A Jorge Mendoza Calderón, El Piura.

In Memorian.

Interior- Exterior. Día o Noche. Memoria común.

El titulo de este relato, “el film inimaginable”, merece una explicación. Simplemente es decir que no tiene imagen. No podía llamarse el film perdido pues en principio no lo está. Todos nosotros hemos visto imágenes que pertenecen a esa película, como así otros materiales del Grupo…

Entonces nuestro film existe, pero no se puede ver y lo que no tiene imagen se vuelve inimaginable y me queda a mí el trabajo de que ustedes puedan ponerle una imagen y que para eso tenga que hurgar en una memoria acostumbrada al olvido, porque en esas épocas era mejor no saber. Uno nunca sabe como se va a bancar el dolor y para ser fiel a lo que uno hizo era mejor obliterar los actos para, si el caso se presentaba, no comprometer a nadie. Evito intencionalmente palabras como tortura, traición, porque tienen un gusto amargo y lo llevaban a uno de la mano como para la Escuela a juzgar el valor de alguien. Mejor es decir gracias hermano que te callaste la boca. ¿No es cierto Piura?

El Grupo se propuso dos objetivos, la difusión de materiales militantes, sin ningún sectarismo, puesto que todo lo que le hacia mal al enemigo era bueno para el pueblo, amén uno tiene que discutir, sino no hay formación política…

El segundo era registrar, filmar, dejar un documento de las luchas populares. Así como pudimos y con medios muy escasos seguimos la lucha contra la Dictadura de Lanusse hasta el 25 de Mayo de 1973 cuando el Compañero Cámpora, nuestro candidato asumió la presidencia de la Nación. Nuestra primavera duro muy poco, los enemigos de adentro lograron sus objetivos.

La muerte de Perón cerraba un ciclo. La lucha interna fue feroz, la masacre de Ezeiza, asesinatos, desapariciones, presos políticos. En esos momentos estábamos volcados en la lucha política y el Grupo no pudo producir ningún material acabado…

Volvamos a la película, en el 74, con el Grupo casi completo, analizamos el material, discutimos mucho, demasiado, como siempre; todavía no sé de donde sacábamos tanta energía. Llegamos a conclusiones generales bien definidas. La estructura del film debía nacer del contenido emotivo de las imágenes, no forzar de ninguna manera nuestra materia prima. La imagen contiene en sí misma una coherencia interna implícita. El trabajo de creación se reduce entonces a buscar el contenido de la imagen y montarlo en secuencias que se estructurarían en bloques compactos, más o menos homogéneos, ya que siempre a uno le falta algo de lo que vivió y que no encuentra. Montar es elegir y elegir es frustrarse. La única salvación puede venir del resoplo propio de la imagen y del respeto que se le debe. No violar la imagen, estar en armonía con ella, seguir fielmente su ritmo es el único placer que uno saca del asunto. En la imagen en movimiento existe una respiración musical, algo que nos devuelve al estadio de un pensamiento mítico, una explicación que solo puede ser implícita y que uno deja al espectador, que debe apropiarse del relato para sacar de él su propio sentido de pensamiento. Manejar un material tan emotivo como los funerales de Perón, donde todos, a diferentes niveles, estábamos tan implicados podía hacernos caer en trampas bien conocidas, en oposiciones reductoras entre lo trágico y lo dramático, entre el hecho y su interpretación o mas banalmente caer en la sensiblería fácil del dolor popular y hacer que ese material sea simplemente un largo llanto de novelón.

Lo que deseábamos era simplemente exponer la emoción y el dolor de la gente. Crudo, sin cocinar. La muerte de Perón, en si misma, era el fin de una consigna: Luche y Vuelve. Y la vuelta significaba simplemente la dignidad, un pueblo con futuro. Nosotros llamábamos a esto: La Patria Socialista. Pero aquí no era lugar de conceptos….

Básicamente habíamos elegido tres bloques articulados en el respeto de la cronología de los sucesos. Primero el pasaje del ataúd, luego la noche de vela en las calles, el amanecer, las brumas, para terminar con la lluvia y las largas colas formadas para rendirle un último homenaje al General Perón. No quisimos utilizar imágenes que no eran nuestras, es así que no teníamos nada del interior de la capilla ardiente donde se vela al difunto y en esto fuimos muy fieles a nosotros mismos.

El equipo de filmación, no pudo o no quiso entrar pues siempre hubo “acreditaciones”, es decir nadie vio al General en el catafalco rodeado de flores y traidores. No quisimos ver una evidencia. No es que muerto Perón la represión de “la juventud maravillosa” ya no tuvo ningún freno. No es que habíamos perdido a nuestro “Padre” al que nosotros quisimos matar. Nosotros no beneficiamos de la compasión que tuvo el verdugo con Edipo. Perón había tomado una decisión, es él mismo que había abierto la puerta para castigar con rigor, fuera del respeto de las leyes a “esos imberbes que gritan”. Digamos que éramos huérfanos de madre y que nuestra madrastra no nos convenía.

Interior. Día o Noche.

Esto para decir que las reacciones que tuvimos en el momento fueron diversas. Personalmente no quise integrar el equipo de filmación, preferí estar con los compañeros en la cola, compartir con ellos. Por una vez no pude “separarme” para “ver” y decidir aquello que vería y como tal, quede en la película como una traza de luz, en la ilusión del movimiento. Una imagen sensible, hipotética que podrá “revelarse” no tan solo como el espejo del cierto sufrimiento del operador, ya que el dolor no puede sentirse mientras se lo padece, tan solo sentimos el recuerdo del mismo. Y no sé si mi pena era por la muerte de General o si era por la tanta desesperanza que nos cubría…

Intuíamos, que para el relato histórico, aunque como testimonio parcial, no existe la “imagen objetiva”, la Bolex (filmadora 16mmm) era un arma más eficaz, de las que eligiéramos para “hacer historia”…

Nuestras dudas rondan como fieras al acecho en torno a la acción y es allí, en ese nudo, en el cual se encuentra un sentido. Mi memoria es como la caja de Pandora, de ella vuelven todos los males. Mi testimonio está viciado por sentimientos confusos, quizás por querer arreglar todo esto para quedar bien parado. La memoria es siempre emotiva y pude traicionarnos a cada momento, es lo que Sartre llamaba un acto de mala fe. En suma es un ejercicio peligroso para la verdad de los hechos pues estamos en el corazón mismo de los actos. Entre el testimonio sentimental que nos queda, nos construye y nuestros actos. Libres de nosotros mismos, pero nadie puede dar crédito en nuestro lugar.

.Interior- Exterior. Día o Noche. Memoria común.

.. Así que se tendrán que conformar con mis tratativas entre una verdad que ya no se puede ver, pues no tiene imagen, y mis dudas como certitudes. Justamente, es ese puñadito de secretos es lo que constituye la emoción de un film, lo que no se ve. Aquello que no tiene concepto y que sólo lo encontrará en la suma de la obra, en las complejas relaciones de las imágenes como un acto total que no tiene un término, hay veces que las obras también envejecen o quizás guarden, algunas su frescor primero. Por el momento esto no lo sabremos pues esta en lo que los espectadores puedan decir luego de la proyección que es lo que completa y le da su sentido a la obra.

Hay un proverbio popular polaco que dice que las cabezas cortadas continúan soñando. Creo que es nuestro caso. El titulo del film tendría que haber sido “Los Funerales del General” porque en realidad no tenia titulo, no teníamos medios para hacerlos así es que quedó un “campeón” montado porque no tocamos el negativo. Era inútil hacerlo ya que no teníamos plata para tirar una copia. Entonces es un film sin títulos, con una banda sonora no sincronizada que no sé donde fue a parar, quizás este junto con el resto de nuestro material……

Exterior. Día.

Me permito, entonces de soñar ese film, con la salvedad que quizás esté diciendo simplemente lo que quiero.

Recuerdo las olas de la multitud al paso del ataúd cubierto de la bandera argentina sobre la cureña. Escucho los gritos. No recuerdo si había bombos enlutados, si recuerdo las flores y las parábolas que de dibujaban al caer. Las caras rotas por el llanto, la mímica siempre absurda del dolor. Pibes, jóvenes, viejos, madres, maridos, todas las ropas posibles, en todos los vestidos, el signo del luto.

Todas las cabezas, tantas manos extendidas o crispadas y las rodillas que se quiebran, que no nos sostienen y esa ola que trepida, que ruge sin nunca romper, que no encuentra ni remanso ni playa, ni acantilados que paren su andar, prolonga el mismo movimiento al infinito, al cansancio.

Interior. Día o Noche.

Fue el Piura quien tomo los planos “a vuelo de pájaro”, como creo que él decía, del catafalco. Pidió permiso para filmar de un balcón de un segundo o tercer piso. Los dueños del departamento le permitieron el acceso. Nunca nos dijo como lo logro. No es difícil adivinar. A él le gustaban esos planos, fue, creo la bobina de 30 metros que no tuvo ningún descarte.

Recuerdo la foto, que no estaba en el film. (no pudimos incluir fotos fijas, ni las nuestras, ni las otras. Esta seguro que hubiera sido elegida) El colimba, brazo cruzado sobre el pecho, mano sobre el fusil. Grita y llora al paso del catafalco…

Interior. Día o Noche.

Recuerdo…Foto. Tapa del diario Noticias. “DOLOR”. Catedral de la ciudad de Buenos Aires. Interior Día. Isabel Martínez reza, se la ve enmarcada por el triangulo que forman las piernas del Granadero. La foto es de Julio Urtubey, meses después masacrado por la triple A, junto a Nelita…

Exterior. Noche.

.Luego la noche, las fogaratas como candelabros y el titilar de los girofaros de las ambulancias. Las calles vacías al centro y las gentes apiñadas en racimos en los umbrales. Algún grito que cortaba la noche como un puñal el agua, que se disolvía en ese vientre dolorido y el paso de alguien que se dirigía a ningún lugar. Sombras errantes, algún alcohol ofrecido por los vecinos y la noche porteña que nos amparaba de nuestras propias tripas embravecidas. Toses, murmullos y resonar de las herraduras de un caballo en el pavimento.

Exterior. Noche. Mingo.

“…también me acuerdo de la cana y los fachos hostigando la columna apenas que se comenzó a formar…al principio de nuestra llegada (no estuve en el equipo de filmación, fui con la gente del movimiento villero) hubo un par de escaramuzas, me acuerdo porque estuve metido en algunas de ellas y es por eso que Carlitos Caride se puso a organizar la famosa Cabecera de Columna para dar seguridad a los nuestros de la JP…estábamos separados por unos treinta o cuarenta metros…Las primeras horas de la noche fueron bastante pesadas, con enfrentamientos casi constantes con el grupo de grande de fachos que estaban delante nuestro… Hasta que Caride decide que había que sacarlos del medio y los obligamos a desbandarse de no muy buena manera… de ahí en más la cosa se calmó y no nos jodieron más...

“…Tampoco me acuerdo de ningún tipo de confraternización entre nuestra columna o la cana. Después de los primeros conatos se agresión se retiraron de donde estábamos nosotros…”

Exterior. Día.

Luego el amanecer, las fumarolas de las fogatas fatigadas se confundían el la niebla y en los fuegos de las cocinas ambulantes del ejercito que ofrecían el pertrecho de un mate cocido y un pan. Fue la última vez que vi soldados desarmados, colimbas rodeados de un pueblo que no les era hostil.

Exterior. Día. Mingo.

“…Sobre lo que contas de los milicos repartiendo mate cocido, no me acuerdo de nada…”

Exterior. Día.

El Puntano me apunta que tampoco se acuerda del asunto, no sabe si lo filmó, pero puede ser que sea así. Yuyo no tiene ningún recuerdo tampoco. No podemos ver el film… no sabemos.

Exterior. Día. Mingo.

“…lo que si me acuerdo son los Cumpas de la JUP Capital repartiendo café, chocolate caliente, sopa, comida, ropa (estábamos todos empapados) frazadas…también estaba la gente de Medicina atendiendo a la gente, haciendo primeros auxilios…hubo algunas ambulancias… (no como en Ezeiza, acotó…aquí no fue necesario…)”

Exterior. Día.

La neblina que se habría para dar paso al cielo encapotado e inclemente. La columna que se formaba mansamente para esperar su turno para ver al General, creo que no había estandartes pero nuestra columna, la de la JP todos la identificaban. Así avanzábamos, lentamente, menos que el reptar de una oruga, en esas largas colas, empapados, calados hasta los huesos, hirsutos, agotados ya casi no teníamos lugar, ni para la pena ni el dolor. Simplemente estábamos vacíos, atónitos de vernos a nosotros mismos. De tanto en tanto, veíamos a los compañeros, pesados y escrupulosos filmar. El Piura era una bola de nervios tranquila que sabía siempre donde iba, no estaba perdido, cumplía su tarea y como a los otros el rostro mojado disimulaba muchas cosas.

Exterior. Día. El Puntano.

“…hoy recién me acuerdo, se me pinta mi persona, estaba con una parca larga de nylon color negra. Con el cinturón me la había atado al cuello para que no se metiera más agua. En un bolsón de plástico, llevaba la bolsa negra de la Bolex y algunas latas (no me acuerdo cuantas) y en otra bolsa de plástico negra, las de basura, la Bolex, le había hecho un agujero para el lente…no veía un carajo por el visor, tiraba (filmaba) a lo que fuera…”

Exterior. Día.

No sé porque asociación ilícita recordé el film de Resnais, Nuit et Brouillard, Nachat und Lebel, Noche y Niebla, vi nuestra ausencia en Blanco y Negro, como una premonición. Ya no había un pasado. No era necesaria una gran presciencia para adivinar el destino que nos reservaban. Esos funerales no eran los del General. La ciudad gris, opaca y enlutada, por una vez parecía casi amiga. La neblina de la lluvia, la dispersión de la luz en la garúa y el murmullo cristalino de las voces que ahora susurraban, esos funerales eran los nuestros y no éramos los huérfanos inconsolables.

A unos cien metros de las escalinatas del Congreso comprendí. En esa lejanía gris adivine, en el grupo que subía con paso firme y descansado, nuestra Conducción Nacional. La política nunca había perdido sus fueros, implacable, casi abyecta, y nosotros nos rendíamos a su poder, a la comedia de los rituales, que me parecieron una mentira y una claudicación. Obligados si queríamos “tocar” algo de la herencia. Nada era sincero, salvo ese dolor, inexplicable a la razón, en el Pueblo y por ende en nosotros.

Interior. Día o Noche.

En la Ilíada el combate en torno al cuerpo del héroe caído, es un tema central. La herencia esta en el cuerpo… Los funerales, con sus ritos celebraban no solo el recuerdo del valiente, sino la propia honra, la inmortalidad en la memoria como continuidad…pero Homero también supo poner en boca de las sombras que cualquier vida vale mas que cualquier muerte heroica…Apropiarse del cuerpo es apropiarse del futuro… también del triunfo…

El cuerpo de un cineasta, de un fotógrafo es lo contrario de los cuerpos opacos…

Exterior. Día.

Abracé dulcemente a cada uno de los compañeros y compañeras con quienes habíamos velado juntos y les dije que no entraba a verlo. Ninguno hizo alguna pregunta, ni un reproche: Tampoco tuve que explicarles algo o justificarme. Ninguno de nosotros tenía flores. Gotas de agua, lagrimas o lluvia…

Comprendía que esta vuelta la lucha sería más cruel, despiadada, sin ninguna tregua ni cuartel. Estábamos dispuestos a darla como la dimos, con la rabia y la desesperanza, pero con la fuerza que dan las causas perdidas. Algunos se permiten de tratarnos de “perejiles”, puede que sea cierto, en esos días y noches, el cielo nos rego tanto…

En el vientre porteño ya se gestaba nuestra desaparición, la casi extinción de nuestra generación. En nuestros grises aun más grises que el cielo de Buenos Aires nos aprestábamos a dar nuestra batalla…pero casi indefensos por estar amputados de nuestra mejor y mas eficaz arma : el Pueblo, esa masa quejumbrosa de la cual éramos parte.

Exterior. Día. El Puntano.

“…Tampoco entré al velorio… en las escalinatas me encontré con Jorge P. de las FAR que fue el que me avisó que se había muerto el Viejo. Me encaró y me dijo: -“Negro rajemos o la armamos en serio adentro, ¿estás calzao? … Él estaba con otro cumpa, que años después encontré en Córdoba y me contó que a Jorge se lo cargaron en Avellaneda… y nos fuimos… No vi a nadie más... En un café cambie el carrete de película, me eché una miada y me fui a Constitución a pata. Por el camino tiré unos planos de Cumpas que se calentaban las manos en una fogata…otros planos de gente que venia de Salta…me bajé en Avellaneda para hacer unas tomas de gente que esta con carteles de Montos y tuve que esperar no sé cuanto tiempo para agarrar otro tren...en realidad no sé como regresé a La Plata, estaba tan casado…estuve tres días afuera…me fui directo a la casa y le di el material al Piura…”

Exterior. Día.

Remonte con paso cansino la columna y me paré en la primera fogarata que encontré para calentarme. El Mingo, (“…lo otro, es que yo la nombraría a Patota por su nombre, pero eso es cosa mía y no le agrega ni le quita nada , o si... ¿qué sé yo?”) acompañado de Patota (te hago caso: Dora Marta Landi) se acercaron. Ellos también se las tomaban. Nos fuimos hasta Constitución y nos subimos a un tren cansado, cubierto de antracitas, para regresar a La Plata.

Poco conversamos en el viaje. No necesitábamos palabras para entendernos. El tren nos arrulló con su balanceo y dormimos un sueño pesado sin imágenes. Nadie nos pidió boleto.

Exterior. Día. Mingo.

“…Otra cosa, estoy casi seguro es que en el viaje de regreso a La Plata, además de Marta, vos y yo venía la China y un cumpa de la JUP más joven que nosotros que no estoy seguro si era de nuestra agrupación…”

Interior. Día o Noche.

Si, esos Funerales no fueron los del General, sino los nuestros, que los vivimos sin saberlo conscientemente. Esa era la lógica que nos decían de nuestras imágenes y que nunca quisimos creer, pues pocos pueden tener ese privilegio, el de ver en vida su propia muerte.

El Titulo tendría que ser entonces “Los funerales de nuestra Generación.”

La lucha nos dispersaría, así raquítico y enjuto, el Grupo de Cine gestó su ultima película, que también fue un adiós a nuestra juventud y fue el último acto de resistencia en nuestro moribundo Departamento de Cinematografía.

Fin de este articulo:

El cadáver del General, ya sin sus manos, sin ser luz mala en la noche de la llanura, nos sigue iluminando. Y en nuestro cielo y prendido a la teta de mi Madre, Evita siempre….



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