por Juan Carlos Montenegro
En plena efervescencia de las décadas del 60, 70 y 80, muchos movimientos de liberación se dieron al Sur de Río Grande, con consecuencias no pensadas por el imperio y sus cipayos.
De esta manera muchas mujeres con sus hijos, llegaron al imperio en calidad de ilegales, necesarios para la realización de los trabajos basura que los estadounidenses se negaban a realizar, pero lo que no estaba previsto es que el racismo, que se dio contra estos “latinos”, fueran el huevo de la serpiente formadora de las “maras”, “maras truchas” y otros grupos que hoy controlan con singular violencia el mercado de estupefacientes y de trata de blancas de las grandes ciudades de Estados Unidos y ahora también de sus países de origen.
Igualmente en Brasil, a fines de la década del 70 los presos políticos fueron mezclados con presos comunes, traspasando los primeros a los segundos su forma de trabajo en células, naciendo entonces el CCC y el Comando Vérmellho, que hoy reinan en las favelas en donde el estado estaba hasta hace poco ausente.
De la misma manera, en la década del 80 se dio una represión sangrienta contra el Grupo Sendero Luminoso que controlaba el Valle de Ayacucho y zonas andinas del país, los sobrevivientes que pudieron escapar lo hicieron hacia Argentina, desplazando con violencia a quienes controlaban también aquí la venta de drogas y la prostitución, aliándose con la mano de obra desocupada de la policía corrupta y exonerada, como de los militares dados de bajas y que formaban la inteligencia de los grupos de “piratas del asfalto”.
Muchas atrocidades se han dado en estos años en todo el conurbano bonaerense especialmente, hasta con la muerte de familias enteras en procesiones de fiestas religiosas en la villa 31, pero como eran entre “ellos” quedó como una noticia sangrienta mas de los diarios,
Este fenómeno de las victimas de la represión, del desempleo y de la marginalidad es hoy una endemia en todo el continente y no se resuelve con mano dura y mas policía en la cara deteniendo por aportación de caras, sino dando a esos jóvenes la oportunidad de tener dignidad, a través de la inserción social, que hasta hoy por xenofobia se les niega en todos los países.
Argentina con su política de estado, de asignación universal por hijo, de educación igualitaria, está dando un paso trascendental para comenzar a encausar un problema de más de 50 años, haciendo que las villas sean controladas a través de planes sociales, en donde la diatriba de sendero carezca de fundamento, ya que mientras mas iguales seamos, mas nos acercaremos al axioma inca de que todos somos iguales ante el estado y ante los hombres, y casos como el de Candela no tendrán cabida.
Años de desigualdad solo se arreglan dando igualdad, no represión como los medios de siempre, que defienden un país para ellos y unos pocos quieren.
Por ello es hora de seguir fuertemente con el modelo, quizás agregando grupos especializados para frenar la producción de droga, algo que no es tan difícil, porque para la producción de cocaína y paco hace falta ácido sulfúrico y el mayor productor de este producto en Latinoamérica es Fabricaciones Militares.
Quizás, y dolorosamente, esto nos enseña que los grupos de poder marginal no tienen códigos ni fronteras y que atacar estos casos es ante todo informar a la población antes que enfrentarlo, algo que hasta hoy, con mano dura y pena de muerte, ni el propio imperio lo solucionó.